Hace dos años a la familia Díaz Granados Peña les cambió la vida; don Mario José, después de 30 años de una ardua vida laboral, se le había detectado un cuadro depresivo producto del estrés al que estaba sometido, por lo que decidió renunciar a su trabajo en Santa Marta e irse un tiempo a Bogotá.
Allá se encontraría con sus dos hijos, Mario José, María Fernanda y su nuera María José. La intención de ir hasta la capital del país, con su esposa, doña Martha Peña, era cambiar su estilo de vida, sin pensar que esta decisión los llevaría a tener hoy un emprendimiento familiar que está enamorando a todos los ‘rolos’ de un plato insignia del departamento del Magdalena.
Cuenta Mario José que un día cualquiera estaban almorzando cayeye en la fría Bogotá y hablando sobre qué iban a hacer para sortear algunos compromisos económicos y seguir generando ingresos.
“En ese momento dijimos por qué no vender cayeye aquí en Bogotá, pues en la capital es muy difícil conseguir guineo verde y por el ajetreo que se vive tampoco hay mucho tiempo para hacer este plato”, contó Mario.
Inmediatamente unieron ideas, contactaron a la Asociación Bananera del Magdalena y en el apartamento de Mario y su esposa María José empezaron con la producción de los platos con cayeye.
“Inicialmente nosotros mismos repartíamos los pedidos en los dos carros, recorríamos toda Bogotá llevando los platos de ‘Su Majestá el Cayeye’ y poco a poco fuimos creciendo en Instagram, nuestros seguidores aumentaron rápidamente y hasta famosos empezaron a comprar nuestros platos”.
Este trabajo no sólo les ha dado sustento económico, sino que también los ha unido como familia y les ha brindado la oportunidad de emplear a otras personas. Actualmente son 15 empleados trabajando para ellos y aportando todos sus conocimientos y habilidades para entregar un producto de calidad y de buen gusto.
La familia Díaz Granados no se quedó solo con el tradicional cayeye con queso, sino que fueron innovando, crearon la arepa de huevo hecha con masa de cayeye, la arepa y empanada también de guineo verde, lo cual ha sido todo un hit en Bogotá.
Sus platos, que tienen nombres típicos del Magdalena como ‘Cienaguero’, ‘Rodadero’, ‘Tayrona’, ‘Gairero’, entre otros, se han convertido en el deleite de los cachachos y de los cientos de samarios que se encuentran radicados en la ciudad de Bogotá y que disfrutan, gracias a ‘Su Majestá el Cayeye’, de un rinconcito de su tierra.
Tanto Mario, como sus padres, hermana y esposa están enamorados de este proyecto, no sólo por lo que a nivel económico representa este emprendimiento para ellos, sino porque es la oportunidad de tener algo del lugar que los vio nacer, de la tierra que visitan cada seis meses, donde aún tienen familiares y lo más importante, la tierra que les ha dado amores y sufrimiento con el Unión Magdalena.
Son samarios de la cabeza a los pies, emprendedores, soñadores, berracos, constantes, innovadores y además de eso, unidos.