
Basados en algunos escritos del editor Rafael Darío Jiménez, hoy director del museo Gabriel García Márquez en el municipio de Aracataca, este diario quiso hacer un homenaje a la ciudad de Santa Marta a través de elementos curiosos que están impregnadas en el alma y corazón de los hijos de esta tierra.
Por ejemplo, una de las curiosidades más visibles es el Morro de la ciudad. Este islote frente a las costas de la ciudad, de acuerdo con el escritor, fue importante para repeler los ataques de los piratas en la colonia cuando se decidió construir en su parte más alta (donde hoy está el faro) la batería de Santa Ana. En la parte inferior se construyó otra batería que ayudó a poner en su sitio a los corsarios.
El morro siempre fue el elemento de defensa de la ciudad. Lo fue en 1810 frente a cualquier embarcación española que intentara acercarse a la bahía. También fue prisión provisional y refugio del capitán general y virrey Francisco Montalvo, quien quiso quedarse en esa zona alegando motivos de salud. Duró tan solo unos pocos días. El faro vendría hasta 1908 cuando fue construido por el presidente de entonces, el general Rafael Reyes, según el historiador Wilfredo Padilla Pinedo.